Más de siete décadas vengo sobreviviendo distintas situaciones sociopolíticas y económicas; algunas buenos y otra con historia repetidas de gobiernos autoritarios, recaudadores, marginadores infectados por ambiciones y acompañados por una justicia aletargada ante una sociedad vapuleada por la impunidad. Seguimos padeciendo ante la vertiginosa frialdad materialista del capitalismo salvaje que usa la inflación para carcomer los bolsillos de la sociedad y convierte a la clase media en pobre y al pobre a un paso de ser indigente en un país granero del mundo. Hoy el Estado llama a los congresales que gozan el artículo 383 para intentar reformar las leyes laborales y el sistema jubilatorio con el fin de revertir las fuentes de trabajo; y saca otro préstamo de dinero, dejándonos más endeudados de lo que ya estamos. Señores, creo que el Estado debe ser cauteloso con los gastos y más drástico con lo que malversan haciéndolos cumplir las leyes vigentes; poner límite a la tecnología y la cibernética; reactivar las producciones del campo en general; mejorar la educación con salida laboral; recuperar la salud de los habitantes; promover las obras públicas con infraestructura. Respetando todas las normas, rozarse más con la realidad viendo “in situ” las necesidades de nuestros hermanos.
Pedro Pablo Castaño
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